Los mercados son el lugar ideal para descubrir sabores y encontrar aquellos que encajan mejor con cada uno de nosotros. Algo especial los envuelve y nos empapa cuando los visitamos, es entonces cuando nos dejamos llevar, cuando dejamos que nuestros sentidos busquen por si solos, sin rumbo, sin preocupaciones.
Poco a poco, los mercados se han reinventado, introduciendo nuevos alimentos o condimentos de todo el mundo además de mantener los clásicos puestos de fruta, verdura, carne, pescado, encurtidos… Lamentablemente, no todos los mercados ofrecen un nivel de alimentos estupendo, por lo que hemos desarrollado un listado de los que consideramos los mejores mercados de comida de Europa, mercados en los que poder descubrir nuevas combinaciones, en los que disfrutar de sabores y aromas totalmente diferentes.
El Mercat de Valencia es el mercado cubierto más antiguo de Europa, fue inaugurado en 1920 con estilo art deco. Cuenta con una cúpula impresionante, situada en el centro del mercado y forjada en hierro, cerámica y cristal.
Su gran variedad de productos y el carácter innovador de sus vendedores hace que sus puestos de comida sean totalmente diferentes y con un material fresco y de calidad. Cuenta con casi 400 puestos comerciales y una oferta de alimentos desde los más tradicionales hasta los más exóticos.
Un edificio neoclásico de 1882 cuya reciente restauración dio paso a una moderna cafetería rodeada de 20 bares en los que poder degustar comida de casi todos los rincones del mundo. Su buen ambiente y la calidad de los productos lo convierten en uno de los mejores lugares para comer en la capital portuguesa. Poder descubrir platos extranjeros en un mismo espacio y elaborados con un toque diferente, convierten a este mercado un punto importante en la oferta europea.
Un mercado tradicional y pintoresco, de los que se convierten en dueños de la calle. Su ubicación entre algunas de la plazas más simbólicas de Roma como lo son la Piazza Navona y la Piazza Farnese, dan una pista del estilo y oferta de este mercado. Productos alimenticios muy tradicionales, frutas y verduras frescas, especias, alimentos de la zona, bebidas tradicionales e incluso souvenirs. Éste es en definitiva un mercado que resume rápidamente la vida tradicional romana.
“Algo especial los envuelve
y nos empapa cuando los visitamos”
Si hay una palabra que define este mercado sería la fusión, ya que en él encontramos ofertas de todo tipo y siempre con alternativas. Sus dos salones de cristal y acero lo convierten en el mercado más grande de la capital y tiene una oferta tanto de puestos de venta de productos como de gastrobares para poder comer directamente.
Por su lado, los gastrobares ofrecen platos de todos los lugares del mundo; Grecia, Ásia, España, e Italia. También ofrece especialidades a partir de autenticas recetas locales. Su gran calidad y sabor hace que muchos visitantes decidan ir sólo por esta oferta culinaria. Por otra parte se encuentran los puestos de venta, los cuales ofrecen en su mayoría productos artesanales, bombones, pan orgánico o helado son algunos de ellos.
Pocos mercados como este quedan ya en Berlín, sus características son muy significativas ya que es principalmente el punto de venta de productores locales y agricultores, convirtiendo la oferta en productos sanos, sabrosos y a bajo precio.
Los bancos corridos, las enormes vigas y marquesinas originales del edificio lo convierten en un espacio representativo del norte de Europa. Sus puestos de comida y pequeños restaurantes ofrecen una variedad significativa donde la oferta de comida varía según el día de la semana.
Dos son las cualidades más sorprendentes y diferenciadas de este mercado. Su estructura, ya que es una renovada estación de tranvías del siglo XIX situada en el barrio culinario de Amsterdam. La otra cualidad es su ambiente, ya que está principalmente enfocado a la vida nocturna. Muchos hablan de su dificultad a la hora de encontrarlo y de que casi podría decirse que queda oculto, esto genera un gran descubrimiento una vez traspasadas sus puertas.
Todos sus restaurantes se encuentran dentro del recinto, 20 gastrotecas que ofrecen excelentes alimentos preparados de casi todas las partes del mundo. Estos restaurantes se combinan a la perfección con los distintos puestos de comida, que ofrecen productos típicos del lugar como los famosos quesos holandeses. Además de la oferta gastronómica del marcado se encuentran en el complejo distintas ofertas para gusto de todos los visitantes como una biblioteca o puestos comerciales.
“Algo especial los envuelve
y nos empapa cuando los visitamos”
Para los amantes del pescado esta Iglesia del pescado (significado de Feskekorka en sueco) es uno de los mercados de pescados y mariscos más longevo. Su arquitectura se basa en las antiguas iglesias de estilo gótico y lo convierten en uno de sus principales atractivos.
En su interior encontramos una selección de puestos especializados en productos del mar de enorme calidad y un restaurante donde poder saborear distintos platos autóctonos con una materia prima inmejorable y unas recetas tradicionales.
Es la referencia en gastronomía de lujo de París. Desde que se inauguró como bodega en 1886 para después convertirse en el s alón de té más sofisticado de la ciudad este espacio ha sido el centro gourmet de la ciudad. El lujo, la elegancia y la decoración recorren todos los rincones del mercado, resaltando todos los productos que ofrece; quesos, trufas, conservas exóticas… Un chef se encuentra en cada sección para aconsejar según los gustos del visitante y poder escoger siempre lo mejor. Este es sin duda el paraíso de la exquisitez.
Estos son en definitiva los mercados que comparten la filosofía de Maestros de Hojiblanca, mercados en los que poder inspirarse y escoger diferentes alimentos e ingredientes con los que recrearse en casa, ensalzarlos con el aceite correcto para terminar por elevar un plato hasta la exquisitez. Éste es el destino de quienes día a día se encuentran en los puestos de los mercados, esperando ser seleccionados y potenciados para satisfacer los mejores paladares.